Olza Olzeta

Empecé a escribir a los 11 años ante una situación dolorosa y con el paso del tiempo he ido vinculándome a la poesía en los caminos que me he sentido más cómoda.

Primera mujer española en lograr el campeonato europeo. Primera mujer en lograr ser Aeda de Poetry Slam Barcelona y Santako Poetry Slam. Usa la palabra escénica como una herramienta cultural de impacto social y de comunicación inter personal e intrapersonal.
En 2014 gana el premio de poesía Gabriel Ferrater de la Ciudad de Sant Cugat del Vallés.
En 2017 se sube a un escenario es un espacio contracultural del Raval. Ahí reside un tiempo hasta que empieza a mostrarse en otros espacios como festivales (Acròbates, Elixir, Jornades Tranfeministes I i II de Menorca…), museos (CCCB, MEAM…), espacios sociales y de autogestión como La Tabacalera de Madrid, entre otros.
En 2019 gana el concurso televisivo L’hereu i la pubilla del S.XXI.

Organiza y gestiona de: Expo Feria junto a Flavia Cannapa (Barcelona, 2018), III ediciones con la Jam poètica i musical contra el capitalisme i el patriarcat (Barcelona, 2018), Micro Abierto Prole Literaria (Barcelona, 2019), Espai Pluripoètic Can Batlló (Barcelona, 2020) y Finde de la poesía a la Raposa i al Carrer (Barcelona, 2021).

Actualmente es participante junto a Olga Milona del proyecto Punto de fuga (poético) y del proyecto Estimar és de valentes junto a Laura Llana (músico-poético).






 




La luz blanca del solsticio me presta la reminiscencia del recuerdo que se nubla entre gritos acusadores de traición. Pero yo sigo amando la decisión tomada de romper hielos rojos, verdes y fluorescentes que me ataban.

Me entristece la imperiosa necesidad de ahorcar con esparto a las compas de trinchera.

Me aborrece este oscuro abismo retractor de miserias en el que seres muy hombres, muy blancos, muy falta de luces han optado por firmar el tratado que condena al resto de la humanidad a crecer en un pozo sin fondo de vergüenza, culpa y flagelo.

Pozo ponzoñoso del que no beben esos hombres muy cuerdos, muy héroes, muy todo, pero sí el resto.

Y germinan sonrisas de infancia que enmascaran las 5 ramas prohibidas que enroscan las piernas de niñas y donde ofrecen banquete libre de cuchillas, silencio y misoprostol.

Entiendan que el silencio arde en la tráquea, crea infecciones y rocia de vapor tóxico el pozo que ustedes, hombres creadores de hombres no habitan.

¡que profundo es el hoyo, que patas más largas, cuánto más escalas el muro más crecen las piernas! Y así vivimos... a patadas.

por eso amo en parte, por completo y con columpios, la decisión tomada de romper hilos rojos, verdes, fluorescentes que me ataron y con ellos crear un territorio. Un pequeño y casero territorio mío aún estar dentro de este pozo de hombres putrefactos.

Un territorio pequeño y casero donde pueda llorarse por gusto y por triste, y que esté bien.

O acarrear vestidos de cucarachas que se amoldan y a veces bronce y a veces pozo de café en el fondo de la taza. Que las tonterías y los sinsentidos sean eso, comisuras trazando caminos.

Que los diamantes sean bonitos. y los besos también. Como también debe serlo reventar diamantes en las plazas y que la luz incidiendo en las piedras cree arcoíris reflejados en los besos de las amantes de quince patas nacidas y supervivientes del mismo pozo de los hombres muy hombres.

Y aunque sólo sea una burbuja cristalina en medio de un pozo, mi pequeño territorio casero mío, es mi supervivencia, mi escritura