Unos señores con corbata
disfrazados de dignatario
venden humo, hacen milagros
encima de la Diagonal.
Ninguno de ellos se ha planteado
arrancar las malas hierbas
que han nacido en los acebuches
en un tiesto del octavo piso.
Como a mi no me interesa
ponerme una americana
para ir haciendo el imbécil.
Aunque de buena gana
les pondría la zancadilla
solo para reirme un rato.